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· Los bautistas y su música (31)

© 2023 Josep Marc Laporta

1- Manuel Pérez del Busto
2- El primer himno lema de la UBJ
3- P. del Busto y el Himnario de la IERE
 

1- Manuel Pérez del Busto

        Además del liderazgo de Samuel Vila con la publicación y edición del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España y dos libretos de partituras corales, en la segunda mitad de los años cuarenta y en los cincuenta otros músicos y poetas sirvieron con excelencia en sus congregaciones locales. Hombres y mujeres como Daniel Pujol Vila (1922-1995), Pere Puig Inglada (1899-1959), Engràcia Ferrer Mascort (1902-2003) o Antonio Almudévar Urriens (1894-1976) asumieron un trascendente ministerio artístico para su época y para las sucesivas generaciones.

        Uno de los más ilustres, Manuel Pérez del Busto (1906-1977), despuntó profusamente por sus poemas, interpretaciones al violín y composiciones musicales. Y aunque también se prodigó en la predicación evangelística, la ayuda a las necesidades del prójimo y el compromiso cristiano en todas las áreas, la poesía fue su gran pasión. En su libro titulado ‘Poemas’ (1987), el pastor Juan Luis Rodrigo Marín (1923-2008) abrió el prólogo con estas palabras: «En La Latina, uno de los lugares más castizos de Madrid, entre Cascorro, Palacio y Puerta de Toledo, vino al mundo y tuvo crianza Manuel Pérez del Busto el 23 de septiembre de 1906». Años después de esta fecha, su conversión a la fe cristiana se dio muy cerca de donde nació: en la congregación bautista que se reunía en la calle Lavapiés, donde sirvió a Dios a lo largo de su vida.

        La imagen de Pérez del Busto siempre estuvo asociada a un instrumento musical. Las crónicas de época relataban que «por los años veinte acompañaba con el violín los himnos de la Primera Iglesia Bautista de Madrid, que se reunía en una antigua farmacia de la calle Lavapiés». Casado con Acracia Francisca Hernando González (1917-2012) –boda celebrada en pleno conflicto civil español–, Pérez del Busto fue uno de los pocos jóvenes que pudo permanecer en su congregación durante la guerra, acompañando los himnos. Años más tarde, en 1950 el rotativo bautista recogía la noticia de los cultos de evangelización dedicados especialmente a los jóvenes, apuntando que «el Coro de la iglesia contribuyó con acertadas intervenciones a la mayor solemnidad del acto, así como el violinista señor Pérez del Busto». Al siguiente año también se celebraron sendos servicios evangelísticos con la interpretación de «un solo de armónica […] y otro joven dio un testimonio de su conversión. Don Manuel Pérez del Busto interpretó al violín un hermoso solo y también fuimos deleitados con una preciosa poesía titulada ¿‘Me amas?’, recitada por una joven. Y el Coro de General Lacy interpretó ‘Hijos de los españoles’».

        Don Manuel fue un predicador habitual en los cultos de su congregación y en los actos evangelísticos en el punto de misión de la Iglesia de General Lacy en Toledo y en cualquier lugar que le requerían. Pero su verbo fácil y claro, junto a su pasión bíblica y aptitudes para la cadencia rítmica tuvo el premio del don de la poesía. Junto al pastor Antonio Almudévar Urriens (1894-1976) y la palafrugellense Engràcia Ferrer Mascort (1902-2003), Pérez del Busto fue uno de los poetas bautistas más destacados tras la Guerra Civil española. Sus poemas se reprodujeron tanto en El Eco Bautista como en España Evangélica, La Luz y otras revistas, siendo motivo de gran inspiración en aquellos años de dificultad y reconstrucción eclesial. Entre otros muchos, uno de los poemas más apreciados y que mejor le representa es ‘Ofrenda’, escrito en 1936:

            Tiendo a tus pies un laurel,
            Salvador incomparable;
            a Ti que haces tan amable
            la vida de todo aquél
            que gustando de tu miel
            en Ti ha puesto su creencia;
            a Ti, que eres la quinta esencia
            de la Paz y del Amor,
            desvaneciendo el dolor
            con tu divina presencia.
 
            A Ti, que estás sublimado
            por el Gran Padre Jehová;
            que derramas caridad
            en donde existe el pecado;
            a Ti, ¡oh, Ser sacrificado!
            que eres la Eternidad,
            que esparces tu claridad
            por el obscuro camino
            que recorre el peregrino
            descansando en tu piedad.
 
            A Ti, que en negro hervidero
            de azotes, befas y escarnio
            llegaste roto al Calvario
            para cubrir el madero;
            a Ti, albino Cordero,
            a quien el heno fue fiel;
            a Ti, glorioso Emmanuel,
            que con tu sufrir hermoso,
            de un espino muy cardoso
            me has convertido en clavel.
 
            Deja que todo rendido
            de paz y de gozo henchido,
            tienda a tus pies un laurel.

2- El primer himno lema de la UBJ

        Manuel Pérez del Busto creó varias piezas musicales y/o literarias, como Doxología, Oh, Huésped real (bajo poema de Antonio Almudévar) o Sol de eterno día. Sin embargo, en 1950 la Unión Bautista de Jóvenes de España convocó un concurso de composición para la creación del Himno Nacional de las UBJ. Tras la recepción de siete composiciones en el plazo dado de tres meses, el jurado determinó que Bajo la bandera del Rey de Manuel Pérez del Busto sería el canto ganador. Creada música y letra expresamente para el certamen, éste sería el tercer himno lema de la historia bautista española, siguiendo la propuesta de Antònia Zapater Celma con la Marcha Priscila, aparecida en 1903 en Cantos escogidos Priscila, presumiblemente escrita por Zapater.

        En cuanto al himno lema de las UBJ de España, en 1950 El Eco de la Verdad incluyó el texto ganador junto a una explicación del proceso de selección, indicando que sería el himno oficial de todas las Uniones, concluyendo con estas palabras: «Queremos expresar públicamente nuestra gratitud a D. Manuel Pérez del Busto, creyendo que al hacerlo interpretamos el sentir de todos los jóvenes bautistas españoles». En un número posterior del rotativo se encartó la partitura original del himno en una hoja suelta.

        Basándose en Hebreos 12:1-2, Pérez del Busto escribió un poema con el motivo central de ‘Lealtad a Cristo’, desarrollándolo en tres estrofas. Asimismo compuso una música enérgica y con cadencia de marcha, destacando un coro repetido dos veces que, según apuntes a pie de partitura del mismo compositor, se debería interpretar de determinada manera: «El coro o estribillo lo harán pianísimo la primera vez, las voces femeninas; al repetir se unirán a ellas las voces masculinas, formando un fuerte y brioso». Y proseguía: «Si se canta a voces, sólo será en las estrofas; el coro a una voz como está escrito».

        La siguiente interpretación de Bajo la bandera del Rey ha sido grabada recientemente por un pequeño grupo formado por Juan David Jiménez Cela, Esther Garralón García-Quismondo, Eduardo Núñez Martínez, Lidia Lois Pérez, Samuel Núñez Lois, Sofía Nuñez Lois y Juan Marcos Sánchez Rodrigo.

        Además de Bajo la bandera del Rey también podemos escuchar Sol de eterno día, interpretado en 1991 por el tenor José Sánchez Albadalejo (1940-2019). Manuel Pérez del Busto tomó una melodía de 1897 de Wilhelmina Koch (1845-1924), adjuntándole un texto libre de confianza en Dios. La luminosidad del texto poético, junto a una plácida y expresiva melodía, hicieron de Sol de eterno día un himno muy apreciado y entonado en su época, cantado tanto por coros como por solistas.


3- P. del Busto y el Himnario de la IERE

        La vida eclesial y ministerial del poeta Pérez del Busto fue prolífica. Pese a que sus herramientas más usuales fueron la poesía y el violín, otras como la dirección del canto congregacional, la predicación evangelística o, incluso, como cronista eclesial, fueron facetas a las cuales se dio con toda su voluntad e implicación.  

        Pero también se prodigó en otros menesteres musicales, destacando uno de muy especial. Aunque no participó en la preparación del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España de letra que coordinó Samuel Vila, sí que colaboró en la segunda edición del Himnario para uso de la Iglesia Española Reformada Episcopal (1962), concretamente en la realización íntegra del índice de autores, con la concordancia de melodías y textos. Fue hacia finales de la década de los años cincuenta cuando el obispo de la IERE, Santos Martin Molina Zurita (1900-1966), le pidió que confeccionara dicho índice. Su talante ponderado y minucioso le facultó para realizar una obra de investigación y clasificación que dio su fruto en uno de los cuadros mejor ilustrados y completos de la himnología protestante española de la época.




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